DIOS ESTA BUSCANDO HOMBRES Y MUJERES CONSAGRADOS QUIENES LIDEREN A PARTIR DE UNA INTIMA RELACIÓN CON ÉL.
En lo profundo del corazón de cada persona hay un lugar de encuentro, un jardín donde los creyentes y Dios pueden comunicarse. Para algunos creyentes, el cielo solo está seco y sin frutos. Pero para otros, crece, da frutos y verduras. La elección es tuya: Cultiva una vida interior intensa y fructífera con Dios o deja que se detenga y se seque.
1 Juan 4:19: “Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero”.
Fuimos diseñados por nuestro Creador para tener intimidad con Él.
La intimidad es una relación de amor entre Dios, el amado, y cada uno de nosotros individualmente y esta relación es personal y privada. El amor es la base de la intimidad, es conocer al que mejor nos conoce. Cada uno de nosotros, como hijos de Dios formamos parte de Su Iglesia, la Esposa del Cordero, y como tales necesitamos de todo lo que el Esposo «es» y «tiene» para ofrecernos constantemente y que está siempre muy dispuesto para compartir con nosotros.
Todo esfuerzo que podamos emplear para desarrollar esta intimidad será un gran aporte que el Espíritu Santo tomará y usará para su trabajo en nuestras vidas revelándonos al Padre y su amor. En la intimidad con Él, con el tiempo, se profundiza nuestra capacidad para «oír el corazón de Dios» (Isaías50: 4 y 5) y disfrutar de una relación única, especial, no porque seamos especiales, sino porque El lo es.
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